AIRES DE SOTAVENTO
Por Alejandro Zenteno Chávez
De la cuenca Papaloapan
a mi ciudad ha llegado
el tronar del zapateado
que retumba en Tlacojalpan,
lo mismo que en Tlacotalpan
y también en Tierra Blanca.
Es esta música franca
que le llamamos jarocha;
de Veracruz a la Trocha,
desde el cerro a la barranca.
Viene un arpa acompañada
por la leona y el mosquito.
Es el fandango y el rito
de la alegría desatada.
¡Que estalle la carcajada
en esta tarde de fiesta,
que la tarima está puesta
y el sol ríe en llamaradas!
¡Aquí vienen los Barradas
encabezando la orquesta!
Coyoacán está de gala
en este alegre fandango
cuando se escucha el huapango
que la tradición señala.
Las chicas son una bala
y los varones un trueno
que dominan el terreno
con ágiles movimientos
engalanando los vientos
con señorial desenfreno.
Vaya, pues, este homenaje
a la familia de arpistas.
Es una estirpe de artistas
que iluminan el paisaje.
La música es el lenguaje
que enarbolan por el viento.
Con el arpa de instrumento
y la voz de la jarana
esta tarde se engalana
con aires de Sotavento.
Alejandro Zenteno Chávez